La escena es la siguiente:
Estoy leyendo en el sillón bajo la ventana abierta. Un
suspiro detiene mi lectura con una sonrisa y me obliga a repasar mentalmente
cada minuto de amor compartido durante los últimos meses.
El libro se desplaza de mi falda al apoyabrazos derecho del
sillón y mi cuerpo del sillón a la ventana. Arrastro la cortina para mirar un
cielo que entrevera lo verde y lo azulado y se parece tanto al entrevero de tus
ojos y los míos…
Un colibrí me enfrenta sorpresivamente.
Amaga a entrar por la ventana.
Lo miro.
Me mira.
Me dibuja un triángulo invertido en el aire
(un corazón, supongo)
Me mira.
Lo miro.
Sonrío.
Se va.
El colibrí desaparece llenado el aire de un néctar que huele
a comedia romántica. A comedia romántica cuyo guión se escribe cada mañana con
nuestros sueños, nuestros abrazos, nuestras miradas.